Gracias a una amiga, supe de la Asociación de Condóminos de Costa Rica. Ni sabía que existía una asociación que podía representarme y sin pensarlo pedí asociarme. Me tomó si acaso 2 minutos. Me di cuenta que por poco se aprueba una reforma que pareciera de un país como Nicaragua pero no como Costa Rica, ¡qué es eso que me pueden modificar mi derecho de propiedad como si vivir en condominio fuera ser un “sub propietario” o un “dueño de segunda categoría” bajo la autoridad de un desarrollador o un grupo de vecinos que pueden meterse con mi derecho de propiedad. Así no funciona la propiedad en condominio.
Mucho menos, de forma retroactiva como también se pretendía. No estoy de acuerdo. Ese proyecto de ley afecta el valor económico de mi propiedad y socava mi derecho a decidir sobre mi propio hogar.
Yo saqué un préstamo para comprar mi casa en el condominio, hice bien los números para no perderla, pero si este ridículo de reforma llegara a pasar, tanto a mi como a cualquier otro condómino, le puede suceder que la cuota nos aumente y no podamos pagarla o tengamos que pagar menos al banco y ahí sí, estaremos en problemas. No dar la lucha ahora es prácticamente resignarse a vivir en riesgo e incertidumbre, por mí y por mi familia, no puedo ni lo voy a permitir.